Por una de aquellas casualidades de la vida, corría el año 1994 cuando acompañé a un buen amigo a hacer su primer salto en paracaídas al Centro de Paracaidismo Costa Brava de Empuriabrava (Girona - España). Se trataba de hacer un salto en tándem (atado a un instructor con un arnés) y yo solamente acompañaba a mi amigo para ver el ambiente y el espectáculo, pero sin ninguna intención de tirarme al vacío desde un avión...de hecho siempre había comentado que la experiencia debía ser preciosa, pero que a mí no me pillarían!!!
Una vez mis amigos hubieron cumplimentado todo el papeleo oficial antes de saltar, Anna Dalmau, que en aquellos momentos dirigía la oficina del Centro de Paracaidismo, me preguntó...y tú, por qué no saltas? Los minutos posteriores a aquella pregunta fueron terribles...me debatía entre la cordura y la excitación...finalmente me convencieron y a los pocos minutos ya volaba en un avión blanco precioso...una Pilatus Porter PC6, uno de los aviones por excelencia para practicar este bello deporte.
Aquel primer vuelo en la avioneta no lo olvidaré nunca... durante el ascenso, las vistas de l'Empordà, la Costa Bravay el Canigó dando la bienvenida a toda la Cordillera Pirenaica fueron un espectáculo para mis ojos, hasta que el piloto rompió este encanto y dio la señal de dos minutos para saltar...
Allá en el cielo, a 4000 metros de altitud, pensaba que me había vuelto loco, hasta que de pronto se abrió la puerta y el vacío ante mí...
Entonces todo pasó muy rápido...el instructor (Laurent Lobjoit, "Lob" para los amigos) me hizo adoptar la posición de salto, nos acercamos a la puerta y.............qué primeros momentos...nos encontrábamos en caída libre, sin nada a los pies, en el vacío en el sentido más literal de la palabra, pero la sensación que experimentaba era de estar flotando...sin pánico, solamente paz de espíritu...una sensación nunca vivida hasta aquel momento, una experiencia que sólo la podrían describir los pájaros...
A 1500 metros, después de casi un minuto de caída, se abrió el paracaídas y ante mí otro gran espectáculo: los canales de Empuriabrava y la Bahía de Roses con todo su esplendor. En aquel momento me giré y le dije al instructor, casi llorando de emoción ...ésta no será la última vez que saltaré!!!!
Aquel día cambió mi vida...este deporte ha cambiado mi vida y me ha ayudado a valorar las cosas más pequeñas. Este deporte me ha enseñado a trabajar en equipo. Este deporte me ha enseñado a no saltar a la primera y a intentar siempre ver el vaso medio lleno, relativizando los problemas más irresolubles "a priori". Este deporte...o quizás esta filosofía de vida me ha enseñado a ir superando los miedos de la vida, pero por encima de todo me ha dado grandes momentos y felicidad la cual he intentado transmitir a todos los que me rodean y me han rodeado.
Hoy, con más de 4000 saltos, y transcurridos casi más de 15 años desde aquel primer salto al vacío, me alegra poder decir que he tenido la gran suerte de participar y lograr 2 récords del mundo en Grandes Formaciones en Caída Libre, un récord Guiness de Vuelo Masivo en Paracaídas, varios títulos nacionales y varios saltos muy, pero que muy especiales.
Es por todas estas razones, y por todo lo que el Paracaidismo me ha regalado en mi caminar por la vida, que le quiero hacer un pequeño homenaje en este weblog y la razón por la que lo quiero compartir con todos ustedes...
... y tal y como hizo Anna conmigo aquel, ya lejano, año 1994 os pregunto...y vosotros por qué no saltáis?